1- Cartas
desde mi molino, Alphonse Daudet, francés, Salvat Editores, S.A., Biblioteca
Básica Salvat, 1972, Prólogo de Carmen Riera Guilera, 171 páginas.
El poeta se aleja
del artificio de la ciudad de París para encontrarse con su soledad, una
soledad que le permita la tranquilidad de escribir. Para ello ha comprado un
viejo y destartalado molino en una colina de la campestre Provenza, una región
histórica del sur de Francia. Desde allí, acompañado por un búho, el olor de
los pinos, el canto lejano de algún chorlito y la luz del sol que entra por la
puerta abierta, escribe unas “cartas” que más que cartas son excusas para
exponer sabrosos relatos, poéticas descripciones y profundas reflexiones sobre personajes,
costumbres, hábitos, paisajes e, incluso, la lengua provenzal tan querida, tan
añorada y, lamentablemente, casi perdida. Sus relatos los ha oído de los
naturales de la región o bien son experiencias propias de sus andanzas y
encuentros. Entre ellos, por ejemplo, su encuentro con el poeta Federico
Mistral quien vive en una pequeña aldea llamada Maillane. Para él, Mistral es
el reconstructor de la lengua provenzal, una lengua que por decreto estaba
destinada a desaparecer.
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