1-Libro
de Manuel, Julio Cortázar, argentino, Editorial Alfaguara, primera edición,
Buenos Aires, 2004,
3 384 páginas.
Los hechos
ocurren en París, comienzo de los setenta. Los personajes son argentinos,
franceses, un chileno, un panameño y una polaca. Manuel es un niño, mejor
dicho, un bebé al que hay que darle la papa y cambiarle los pañales. Su madre,
Susana, le ha comprado un álbum en donde va pegando recortes de noticias de la
contingencia social, policial y política aparecidas en diferentes diarios de
Francia, Argentina, Brasil y Chile, para que, en el futuro, Manuel aprenda a
leer en ellas y sean parte de su formación cultural. De allí el nombre de la
novela “Libro de Manuel”. Pero el libro de Manuel es también el proyecto de
libro que “el que te dije”, un narrador personaje, está realizando con los
mismos personajes de la novela que nosotros los lectores tenemos en nuestras
manos. Es decir, que más allá de la anécdota, de la historia, Libro de Manuel
viene a ser una especie de metalibro, una metanovela, en donde Julio Cortázar,
a través de los personajes y, especialmente, a través de “el que te dije” (uno
de sus alter ego), un narrador que quiere parecer encubierto, que se quiere
camuflar de personaje, va exponiendo las dificultades y las obligadas
elecciones a las que debe someterse el escritor, lo que provoca ansiedad,
angustia y desazón ante la imposibilidad de fijar con perfección el hecho
artístico. El Libro de Manuel, desde el punto de vista del narrador, es una
indagación frustrada en lo estético. Y como lo
teme “el que te dije”, a quien le importa el que dirán, el lector es el
que tiene la última palabra, el lector será el juez implacable.
Críticos han
calificado Libro de Manuel como la gran novela política de Julio Cortázar. Nada
más lejos de la realidad y de la intención del escritor. Si bien es cierto, sus
personajes reflejan las preocupaciones por la contingencia social, son
contestatarios, anti sistémicos, participan de una organización a la que llaman
“la joda” en donde realizan intervenciones públicas destinadas a romper la
gravedad y la solemnidad de ciertas tradiciones culturales burguesas, lo que
provoca escándalos y uno que otro proceso; si bien es cierto realizan el
secuestro de una autoridad latinoamericana con fines políticos, esos hechos no
hacen de la novela una creación política. Sería política si es que el mismo
Cortázar manifestara una posición ideológica en ella. No lo hace, más bien su
postura es, descreída, apática, pesimista y existencial frente al mundo.
(Andrés, su otro alter ego, lo representa) Otra cosa hay que ver en esta
novela: es un experimento, un juego hecho de palabras, una reflexión sobre las
posibilidades de la creación artística, una indagación, una búsqueda
desesperada y desesperanzada de la perfección estética.
Y de esa búsqueda
resulta el Libro de Manuel, una obra maestra.
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